Cuanto más triste se hace el mundo, más necesitamos la televisión, las películas, las ciudades de oropel y tantas y tantas cosas.
Cada día necesitamos más el alcohol, cada día necesitamos más clases de drogas, para evitar la desdicha en la que vivimos, para no enfrentarnos a la angustia en la que vivimos, para olvidarlas.
Pero olvidando no se consigue nada.
La alegría tiene que entrar en tu ser.
Al principio resulta difícil, arduo. Al principio tendrás que enfrentarte al sufrimiento.
El camino es montañoso, pero cuanto más te adentres en él, mayor será la compensación, mayor la recompensa.
Una vez que hayas aprendido a enfrentarte a la desdicha, empezarás a sentirte alegre, porque por el hecho de enfrentarte empieza a desaparecer la desdicha y tú empiezas a integrarte.
Un día tienes ante ti la desdicha y te enfrentas a ella, y de repente, se produce el cambio: ves la desdicha como algo distinto de ti, como algo ajeno a ti; era una simple ilusión, una identificación en la que te habías metido.
Ahora sabes que no eres eso, y se produce un estallido de alegría, una explosión de alegría.
OSHO
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